PILARES
FUNDACIONALES

Compañía

Estos son NUESTROS PILARES

En Compañía de María | Educación hemos configurado un modelo educativo propio, basado en nuestra identidad y en el diálogo constante con las necesidades de la sociedad actual. Este modelo se organiza en seis pilares fundamentales que orientan la vida de nuestros centros educativos y garantizan la coherencia pedagógica, pastoral y organizativa. Son la expresión de nuestra tradición educativa y la guía de nuestro compromiso con el futuro.

Humanismo cristiano y evangelización

Evangelizar educando y educar evangelizando es parte esencial de nuestra identidad desde los orígenes. UNITAS es el modelo que concreta esta misión y expresa la manera propia de la Compañía de María de vivir y anunciar la Buena Noticia de Jesús en el ámbito educativo.

Su inspiración proviene de San Ignacio de Loyola —que nos enseñó a buscar y hallar a Dios en todo, a discernir con libertad y a servir a los demás— y de Santa Juana de Lestonnac —que llevó esa forma de vivir la fe al mundo de la educación, arriesgando su vida para transformar la sociedad de su tiempo—.

En los Centros de Compañía de María la evangelización no es algo aislado: forma parte de cada gesto educativo. Está presente en el trato cercano, en el acompañamiento personal, en las celebraciones, en las campañas solidarias, en la forma en que enseñamos y cuidamos. Desde Infantil hasta Bachillerato, cada colegio adapta esta propuesta para que llegue de forma viva y cercana a toda la comunidad educativa.
UNITAS no es un programa más. Es nuestra manera de ser, de educar, de vivir la fe. Es el corazón que nos une y nos impulsa a construir un mundo más humano, más justo y más abierto a Dios.  

EXCELENCIA EDUCATIVA E INNOVACIÓN PEDAGÓGICA

En Compañía de María educamos desde el corazón, poniendo a cada persona en el centro del proceso. Nuestra propuesta común, compartida por todos los centros, se articula en torno a SIGNA, el modelo pedagógico que orienta cómo enseñamos, acompañamos y aprendemos, integrando innovación y una mirada humanista cristiana, que se complementa con UNITAS, nuestro modelo de evangelización, que aporta profundidad espiritual y un horizonte de fe compartida

El pensamiento crítico, presente de forma transversal en todo el proceso de aprendizaje, define nuestro modo de educar: buscamos que el alumnado piense por sí mismo, formule preguntas, contraste información, tome decisiones con criterio y actúe con responsabilidad, porque formar personas libres, solidarias y comprometidas es para nosotros una manera de transformar el mundo

Desde esta mirada trabajamos una estructura de seis ejes pedagógicos clave, presentes en todas las etapas y centros educativos. Estos ejes recogen los aprendizajes esenciales que queremos fomentar en cada alumno y alumna y se adaptan a su realidad para impulsar una educación viva, actual y transformadora

Educador como acompañante y bienestar integral

Detrás de cada proyecto educativo hay personas que lo hacen posible. En nuestros centros, el educador no es solo alguien que enseña: es alguien que acompaña, que inspira, que deja huella. Acompañar es parte esencial de nuestra forma de entender la educación. Es estar cerca, mirar con atención, confiar en el proceso de cada persona.

 

Un modelo que une saber, presencia y vocación. Nuestra visión del educador nace del modelo pedagógico SIGNA, que lo sitúa como guía activo y cercano, y se entrelaza con el espíritu de UNITAS, que le da un horizonte más profundo: ser testigo de vida, desde la fe y los valores. Esto da forma a un educador que acompaña desde la coherencia, que enseña con conocimiento y educa desde el ejemplo.

 

Más de 2.500 docentes forman parte de la red de colegios Compañía de María en España y otros países. Profesionales altamente cualificados y comprometidos con una educación centrada en la persona. Nuestros alumnos valoran a sus profesores por lo que enseñan, sí. Pero, sobre todo, los recuerdan por cómo los hicieron sentir. Por una palabra que animó, un gesto que acompañó, una mirada que confió. El impacto del educador va más allá del aula.

Compromiso social y sostenibilidad

Este compromiso se vive en todos nuestros centros, de manera concreta y cercana, y se ve potenciado gracias al trabajo conjunto con la Fundación FISC, nuestra ONG de referencia para la cooperación y la solidaridad. Juntos, colegio y fundación, cultivamos una red educativa que forma ciudadanos sensibles, responsables y activos ante los retos sociales y ecológicos de nuestro tiempo.

 

Cada colegio de Compañía de María impulsa proyectos que nacen de su realidad, pero comparten una visión común: formar desde la empatía, la participación y el compromiso. Algunas de nuestras 
iniciativas más destacadas son: 

 

  • Aprendizaje -servicio (ApS)
  • Voluntariado juvenil
  • Campañas solidarias en red
  • Educación para el desarrollo

Red, comunidad y sentido de pertenencia

Somos más que un conjunto de colegios: somos una comunidad viva, una red de redes, conectada entre sí y con el mundo, que valora el vínculo, la identidad compartida y la memoria común.

 

Sentirse parte de la Compañía de María es sentir que uno forma parte de una familia, de una historia, de una misión que se comparte. Es reconocerse en los valores de Santa Juana de Lestonnac y en una forma particular de mirar el mundo, educar y convivir.

 

En Compañía de María, la fe no es una asignatura: es un modo de estar. Se vive con alegría, con naturalidad y en comunidad. Cada día empieza con una oración o una reflexión. Las celebraciones
religiosas marcan momentos importantes del curso, y las convivencias espirituales ayudan a profundizar en la vida interior y el compromiso.

Aprendizaje personalizado y atención a la diversidad

Creemos en el potencial único de cada persona. Acompañamos los diferentes ritmos, talentos y necesidades, adaptando caminos y ofreciendo oportunidades para que todos puedan crecer.

 

 

A la luz del modelo SIGNA, el aprendizaje personalizado se convierte en un eje transversal que impregna todas las etapas. Significa mirar a cada alumno de forma integral, acompañarle
en su proceso, ajustar el ritmo, los métodos y los apoyos según sus necesidades reales. Significa educar en persona, a cada persona y toda la persona. 

 

Esta mirada educativa no solo impacta en los resultados académicos, sino en el crecimiento
emocional, social y espiritual de los estudiantes. Porque cuando un alumno se siente visto, escuchado
y acompañado, se atreve a aprender y a ser plenamente.